A las 7.30 ya tenía preparado su te y sus galletas de canela sobre el platillo, se encendió un cigarrillo y se sentó a desayunar.
Esa mañana Kali estaba triste, se había despertado con una extraña sensación de nostalgia,y como otras tantas veces comenzó a soñar despierta.
A eso de las 8.30 llegó al andén sofocada, pero el tren no estaba, no estaba. Miró a alrededor y vio la gente pasar... el tren no estaba. La mañana no empezaba bien, esas mañanas que tan poco le gustaban a Kali se estaba volviendo peor que de costumbre.
Hizo una llamada: - Papá, llegaré tarde...
Kali se dirigió a la boca del metro, que extraña sensación de nostalgia, que mañana más triste... Kali quería llora, quería pararse en seco en mitad de la multitud soltar su maleta y llorar... Pero no lo hizo. Kali hizo de tripas corazón y siguió adelante, quizás el saber que en este mundo tan egoísta, nadie se pararía siquiera a mirarla, mucho menos a tenderle la mano la hizo volver sobre sus pasos.
11.35h. - Buon giorno caro!
el día empezó a sonreír...
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